Para comenzar la presente reflexión es preciso resaltar que las organizaciones son sistemas, conformados a su vez por sub sistemas que interactúan entre sí.
Así como en un ecosistema, los seres vivos se relacionan con su ambiente, en la organización existen múltiples relaciones: entre las personas que la conforman, los clientes, los proveedores, la comunidad y el país o países donde la empresa realiza operaciones; entre las personas y el ambiente físico, la tecnología, los materiales y equipos que utilizan.
El sub sistema conformado por el componente humano y sus múltiples dimensiones es en ocasiones denominado la dimensión humana de la organización.
El PODER DE LA DIMENSIÓN HUMANA Y LAS DINÁMICAS SUBYACENTES EN EL ÉXITO ORGANIZACIONAL
Por otra parte, entre los aspectos considerados fundamentales para el éxito de una organización se han mencionado: la Visión Compartida, el Liderazgo, El recurso humano, la planificación, la tecnología y los procesos.
Todos ellos son importantes y repercuten unos sobre otros. No obstante el factor con mayor poder para determinar el éxito de la organización, por ser el que determina a su vez todos los demás aspectos, lo constituye “la dimensión humana”. La dimensión humana determina: las competencias, la cultura, los valores, los procesos, la comunicación y las interrelaciones y dinámicas que ocurren en una empresa.
Esto además significa, que si la organización ha de cambiar o mejor dicho evolucionar, son las personas las responsables de que esto ocurra. No obstante, la dimensión humana no es la suma de las personas que en ella se encuentran y la organización no es la gente más la tecnología, los procesos, la planificación. La organización es un sistema que se constituye a partir de las interrelaciones entre todos estos componentes y como tal, tiene características emergentes propias del sistema que no están presente en los componentes aislados. Es por esto que un buen Gerente puede resultar un mal Gerente en una empresa y ser excelente Gerente en otra. Es decir, el sistema posee dinámicas propias y maneras de funcionar que pueden favorecer o limitar uno de los componentes que la integran.
Por otra parte, entre los aspectos considerados fundamentales para el éxito de una organización se han mencionado: la Visión Compartida, el Liderazgo, El recurso humano, la planificación, la tecnología y los procesos.
Todos ellos son importantes y repercuten unos sobre otros. No obstante el factor con mayor poder para determinar el éxito de la organización, por ser el que determina a su vez todos los demás aspectos, lo constituye “la dimensión humana”. La dimensión humana determina: las competencias, la cultura, los valores, los procesos, la comunicación y las interrelaciones y dinámicas que ocurren en una empresa.
Esto además significa, que si la organización ha de cambiar o mejor dicho evolucionar, son las personas las responsables de que esto ocurra. No obstante, la dimensión humana no es la suma de las personas que en ella se encuentran y la organización no es la gente más la tecnología, los procesos, la planificación. La organización es un sistema que se constituye a partir de las interrelaciones entre todos estos componentes y como tal, tiene características emergentes propias del sistema que no están presente en los componentes aislados. Es por esto que un buen Gerente puede resultar un mal Gerente en una empresa y ser excelente Gerente en otra. Es decir, el sistema posee dinámicas propias y maneras de funcionar que pueden favorecer o limitar uno de los componentes que la integran.
Por otra parte, el hombre ha desarrollado tecnologías que a su vez repercuten en las personas, la sociedad y el mundo. Y estos cambios ocurren de manera vertiginosa. Las empresas que logran mantener un éxito sostenido son aquellas capaces de asimilar, integrar y aprovechar los cambios que ocurren en su entorno. Y más aun, aquellas que son en sí mismas las creadoras de los cambios, las que innovan y son capaces de crear nuevas realidades.
Es por ello que es necesario reflexionar con relación a qué es y lo que será la empresa en el futuro. Quizás sea conveniente permitir y proponer maneras diferentes de gerenciar, funcionar, producir, abordar y resolver problemas. Es decir, abrir la mente y permitir el surgimiento de lo nuevo, de lo que antes era impensable.
EL PODER DEL SISTEMA SOBRE LAS PARTES
Los sistemas tienen características que surgen de la interacción entre sus partes. Características que no están en las partes del sistema, las cuales son conocidas como características emergentes. Por otro lado, el sistema impone restricciones a las partes que conforman el sistema.
Senge en La Quinta Disciplina (1993) marca un hito en el mundo de la consultoría al introducir el pensamiento sistémico en la consultoría organizacional. Este autor destaca las restricciones causadas por las dinámicas que surgen de las interrelaciones e interdependencias sobre las partes de un sistema:
• La estructura genera conducta, y el cambio de estructura subyacente puede generar otros patrones de conducta.
• Somos prisioneros de estructuras de las que no somos conscientes. Una vez que podemos verlas y designarlas ya no tienen el mismo poder. Es por ello que abordar los problemas que surgen en una organización ignorando su contexto presente e histórico puede conducir a incrementar aún más los problemas, que no son otra cosa que el producto de las interacciones entre los elementos del sistema.
Las dinámicas de los sistemas también son el resultado de la historia. Hechos ocurridos en el pasado siguen teniendo su efecto en la actualidad, aun cuando no estemos conscientes de ello.
“...Esto no significa que las personas sean meras víctimas de sistemas que le imponen una conducta. A menudo son nuestra propia creación. Pero esto significa poco hasta que las vemos. No somos víctimas ni culpables, sino seres humanos controlados por fuerzas que aun no hemos aprendido a percibir”.
Peter Senge
Hoy en día el consultor que desea encontrar soluciones duraderas en la organización, ha de mirar las partes dentro de un todo, lograr comprender cómo el sistema está generando el resultado no deseado (baja productividad, poca motivación, conflictos, estrés, exceso de horas extras, entre otras muchas más). Para lo cual es preciso ampliar la mirada y la escucha. Ser capaces de precisar el trasfondo del problema.
La consultoría sistémica y el coaching sistémico ofrecen la posibilidad de comprender y sacar a la luz las dinámicas subyacentes debajo de los problemas. Y de este modo mostrar una perspectiva diferente de la situación y al mismo tiempo facilitar el surgimiento de la solución más adecuada para los involucrados.
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